Ciro, niño de 12 años escapaba del dueño de unas plantaciones de uvas. Cinco días comiendo solamente “chicharras”, quiso comer algo más dulce. Llegando a la salida tenía que esquivar un alambrado puntiagudo para poder ser libre de la persecución. Utilizando la velocidad que llevaba, saltó por entre los alambres al mejor estilo “Matrix”, pero una punta hizo de gancho en su boca, arrancándole 2 dientes y dañando su encía. Libre de peligro, corrió libre comiendo uvas acompañado con su propia sangre y una sonrisa de alegría.
36 años después mi padre recuerda esto, mientras juntos tomamos vino.
Derechos Reservados a Victor Manuel Vargas Chavez.
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